viernes, 28 de noviembre de 2008

Ende









Ende
A ese punto? Hasta ese punto podía llegar? No me creía capás. No me reconocía. No podía hacerlo. No podía soportarlo. Yo no era así. Ël me obligó. Él lo hizo. Sí! era su culpa.
No... no! era culpa de su perfección inalcansablemente lejana.
No existía camino que me conduciera hasta sus brazos. No existía manera de que sus hermosos ojos achinados me miraran con toda la dulzura que los conformaban.
La fría brisa lastimaba sin piedad mis mejillas, que ahora se volvían cada vez más rosadas. Ellas eran el camino de las lágrimas que mis ojos despedían. Esos ojos que no volverían a ver la luz enceguecedora del sol, que aparecía cada mañana en esa ciudad tan lejana a Berlín. Esa que era el escenario de todos mis sueños. Donde se encontraba al protagonista, el que tenía el papel más importante en mi obra de teatro. En mi propia vida. Ese chico alto y rubio. ese chic particular. Al que sólo conocía en mis noches de silencio. Al cual amaba. Amaba sin fronteras. Son tiempo y lugar de por medio.
La causa de mi perdición. la causa. La respuesta y el hecho.
Miré abajo una última vez. Sólo una más, pensé-
No me pudo escuchar, pero grité con pasión - Ich Liebe dich, Für Immer!
La tristeza inundó mi cuerpo.
MIs piernas se quebraron lentamente. - Este es el fin !!
Mi fin
Me dejé caer. Me abandoné!!!!!
ese largo, pero rápido camino dejó que me despidiese de todo aquel al cual amé, e iba a cuidar en mi eternidad.



AILÉN AURE, 28 de NOVIEMBRE 2008.








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